Días 4 y 5 de febrero
En de Chile hay una playa que es famosa por sus arenas blancas de conchas pulverizadas que no queman y sus aguas tranquilas de color turquesa: la Playa de Bahía Inglesa. Pero para llegar hay que ir al norte, junto a la población de Caldera. Nosotros hemos ido un poco más lejos, a Copiapó, y desde allí nos hemos acercado.
En nuestra ruta hacia el norte de Chile hemos parado en la localidad de Copiapó para descansar y acercarnos a la famosa playa de Bahía Inglesa. Copiapó es la capital de la región de Atacama, que iremos subiendo en próximas etapas. Es una ciudad grande, con una plaza central donde destacan sus enormes árboles de pimienta rosa y la catedral. Un lugar agradable.
Cerca está el Museo mineralógico, que no pudimos ver al estar cerrado por vacaciones de verano, aunque tampoco lo teníamos en la lista, la verdad.
Porque la razón de elegir Copiapó como lugar de alojamiento era ir a ver la playa de Bahía Inglesa. Tomamos un autobús pequeño que hace este trayecto de casi 80 km a Caldera, la población más cercana. Son muy frecuentes y no es necesario reservar por lo que metimos los bañadores y las toallas en la mochila para disfrutar de un día de playa.
Al llegar a Caldera nos encontramos con un pueblo pequeño, del que no destaca más que la iglesia y un paseo que baja al antiguo puerto pesquero. Hay una pequeña playa que usan los locales para refrescarte, aunque no se permite en teoría el baño porque está demasiado cerca de los barcos de un cercano puerto industrial minero. Pero la gente no perdona darse un chapuzón cuando el calor aprieta.
Pues bien, después de discutir con varios taxis el precio para ir a Bahía Inglesa, y dar vueltas por el pueblo intentando encontrar el colectivo que supuestamente por 500 pesos nos acercaría, finalmente tuvimos que claudicar y montar en un taxi que nos cobraría 1000 pesos por trayecto y persona. El trayecto es corto, sólo 8 kilómetros, y el taxi, compartido con un viajero más que iba al mismo sitio. La verdad es que estos taxistas rentabilizan al máximo este trayecto y, por lo que vimos, lo tienen muy organizado para saquear al turista ya sea extranjero o local.
Pero, en fin, lo importante era que habíamos llegado a Bahía Inglesa y nos acercamos a la orilla para comprobar si realmente era como nos habían dicho. Ciertamente la arena es blanca, y suave, de conchitas trituradas muy finas. Y pudimos ver que tiene tres áreas diferentes. La más cercana a la zona donde nos bajamos del taxi y de los diversos apartamentos es una zona más rocosa, con poca playa de arena, y compartida con personas practicando deportes acuáticos. Estuvimos oyendo todo el tiempo al salvavidas advertir que no se invadieran las zonas de unos y otros.
Un poco más al sur, salvando un saliente rocoso que divide esa zona de la anterior, se llega a otra zona que aun teniendo rocas es más amplia y en la que el agua parecía más turquesa. Allí extendimos nuestras toallas dispuestos a darnos un buen chapuzón. Craso error: el agua estaba helada, así que nos conformamos con meter las piernas varias veces y salir a la arena a secarnos bajo el sol, sin sombrilla, protegidos de la radiación del mediodía por un lado por nuestro inseparable paraguas negro que compramos en Japón y, por el otro, por una de las toallas. Además, vimos que el agua estaba llena de algas negras. No hacían nada, pero la sensación no era agradable.
Como el calor era bastante importante, al cabo de un par de horas, después de comernos el bocadillo que nos habíamos preparado para almorzar, nos fuimos a disfrutar de una cerveza en la terraza del único lugar que había en la misma playa, un lugar denominado Caleta de Bahía Inglesa. Su especialidad eran los ostiones vivos (nosotros diríamos que eran como zamburiñas). Las sirven en el plato, abiertas o no al gusto del cliente, con una taza de ají picante para sazonarlas...y al gaznate. Parecía atrayente. ¡No tenían cerveza, solo jugos! Así que pedimos únicamente un jugo de mango y piña o y otro de sandía. Muy fresquitos. Y además a la sombra. Así que allí estuvimos disfrutando tan ricamente de nuestros zumos recién exprimidos y de la vista de la playa de Bahía Inglesa.
Como os decíamos, la playa tiene tres zonas. La tercera está un poco más separada y de hecho no se denomina Bahía Inglesa sino Playa Las Machas. Un enorme arenal de más de dos kilómetros, sin construcciones de viviendas detrás, y a la que, por lo que vimos, sólo se puede acceder en coche de lo larga que es. Eso sí, vimos techos de paja a lo largo de toda la playa, para que los coches pudieran quedar a la sombra. Juzgar vosotros por las fotos. Parecía la mejor playa sin duda. Pero no alcanzamos a ver en Bahía Inglesa esas aguas tan transparentes y turquesas de las que todos nos decían que nos íbamos a enamorar. Con tantas playas vistas por el mundo, nos debemos haber vuelto muy exigentes.
En fin, dejamos Bahía Inglesa para retornar a Copiapó y continuar a la siguiente etapa del viaje: el desierto de Atacama y el mundo minero del norte. Será nuestra siguiente entrada de este blog.
Datos prácticos:
Cambio orientativo: 1€ = 706 pesos (CLP)
Como llegar a Copiapó: en autobús Turbus desde La Serena, por 7.100 pesos. Hay otras compañías y todas ofrecen descuentos, por lo que conviene preguntar en la Terminal.
Cómo llegar a Caldera desde Copiapó: Hay autobuses pequeños, de transportes Caster o transportes Caldera, cada 15 minutos desde unas paradas cerca del supermercado Líder en la calle Maipú. El coste es de 3.500 pesos ida y vuelta ó 2.000 sólo ida. Tarda una hora en llegar a la plaza Ossa Varas, cerca del centro. Si has tomado el billete de ida y vuelta, hay que confirmar la hora de vuelta en la caseta al llegar para asegurarte plaza, aunque hay que tener en cuenta que no admiten cambios salvo con aviso de 4 horas de anticipación. Tienen autobuses desde las 06:00 hasta las 22:30h y el último desde Caldera es a las 22:00h.
Cómo llegar a Bahía Inglesa desde Caldera: Desde la misma Plaza Ossa Varas al bajar del autobús que viene de Copiapó, están los taxis o colectivos que cobran 1000 pesos por persona y trayecto. Te dejan en la misma playa, donde luego se toman de vuelta cuando se llenan. Se tardan unos diez minutos en recorrer los escasos diez kilómetros.
Alojamiento en Copiapó: Hotel Cumbres de Atacama. Nuevo y muy limpio. Incluye desayuno tipo buffet con opciones básicas de desayuno continental. Fue el primer hotel en Chile donde el cambio de dólares a pesos al pagar lo han hecho usando el cambio oficial del momento (tomaron de referencia el que aparecía en el periódico del día).
En de Chile hay una playa que es famosa por sus arenas blancas de conchas pulverizadas que no queman y sus aguas tranquilas de color turquesa: la Playa de Bahía Inglesa. Pero para llegar hay que ir al norte, junto a la población de Caldera. Nosotros hemos ido un poco más lejos, a Copiapó, y desde allí nos hemos acercado.
En nuestra ruta hacia el norte de Chile hemos parado en la localidad de Copiapó para descansar y acercarnos a la famosa playa de Bahía Inglesa. Copiapó es la capital de la región de Atacama, que iremos subiendo en próximas etapas. Es una ciudad grande, con una plaza central donde destacan sus enormes árboles de pimienta rosa y la catedral. Un lugar agradable.
Oficina de Turismo de Copiapó |
Cerca está el Museo mineralógico, que no pudimos ver al estar cerrado por vacaciones de verano, aunque tampoco lo teníamos en la lista, la verdad.
Porque la razón de elegir Copiapó como lugar de alojamiento era ir a ver la playa de Bahía Inglesa. Tomamos un autobús pequeño que hace este trayecto de casi 80 km a Caldera, la población más cercana. Son muy frecuentes y no es necesario reservar por lo que metimos los bañadores y las toallas en la mochila para disfrutar de un día de playa.
Iglesia de Caldera |
Al llegar a Caldera nos encontramos con un pueblo pequeño, del que no destaca más que la iglesia y un paseo que baja al antiguo puerto pesquero. Hay una pequeña playa que usan los locales para refrescarte, aunque no se permite en teoría el baño porque está demasiado cerca de los barcos de un cercano puerto industrial minero. Pero la gente no perdona darse un chapuzón cuando el calor aprieta.
Playa de Caldera |
Pues bien, después de discutir con varios taxis el precio para ir a Bahía Inglesa, y dar vueltas por el pueblo intentando encontrar el colectivo que supuestamente por 500 pesos nos acercaría, finalmente tuvimos que claudicar y montar en un taxi que nos cobraría 1000 pesos por trayecto y persona. El trayecto es corto, sólo 8 kilómetros, y el taxi, compartido con un viajero más que iba al mismo sitio. La verdad es que estos taxistas rentabilizan al máximo este trayecto y, por lo que vimos, lo tienen muy organizado para saquear al turista ya sea extranjero o local.
Pero, en fin, lo importante era que habíamos llegado a Bahía Inglesa y nos acercamos a la orilla para comprobar si realmente era como nos habían dicho. Ciertamente la arena es blanca, y suave, de conchitas trituradas muy finas. Y pudimos ver que tiene tres áreas diferentes. La más cercana a la zona donde nos bajamos del taxi y de los diversos apartamentos es una zona más rocosa, con poca playa de arena, y compartida con personas practicando deportes acuáticos. Estuvimos oyendo todo el tiempo al salvavidas advertir que no se invadieran las zonas de unos y otros.
Un poco más al sur, salvando un saliente rocoso que divide esa zona de la anterior, se llega a otra zona que aun teniendo rocas es más amplia y en la que el agua parecía más turquesa. Allí extendimos nuestras toallas dispuestos a darnos un buen chapuzón. Craso error: el agua estaba helada, así que nos conformamos con meter las piernas varias veces y salir a la arena a secarnos bajo el sol, sin sombrilla, protegidos de la radiación del mediodía por un lado por nuestro inseparable paraguas negro que compramos en Japón y, por el otro, por una de las toallas. Además, vimos que el agua estaba llena de algas negras. No hacían nada, pero la sensación no era agradable.
En la arena se aprecian algunas algas |
Como el calor era bastante importante, al cabo de un par de horas, después de comernos el bocadillo que nos habíamos preparado para almorzar, nos fuimos a disfrutar de una cerveza en la terraza del único lugar que había en la misma playa, un lugar denominado Caleta de Bahía Inglesa. Su especialidad eran los ostiones vivos (nosotros diríamos que eran como zamburiñas). Las sirven en el plato, abiertas o no al gusto del cliente, con una taza de ají picante para sazonarlas...y al gaznate. Parecía atrayente. ¡No tenían cerveza, solo jugos! Así que pedimos únicamente un jugo de mango y piña o y otro de sandía. Muy fresquitos. Y además a la sombra. Así que allí estuvimos disfrutando tan ricamente de nuestros zumos recién exprimidos y de la vista de la playa de Bahía Inglesa.
Había bastante gente en kayak. Al fondo, la playa Las Machas |
Como os decíamos, la playa tiene tres zonas. La tercera está un poco más separada y de hecho no se denomina Bahía Inglesa sino Playa Las Machas. Un enorme arenal de más de dos kilómetros, sin construcciones de viviendas detrás, y a la que, por lo que vimos, sólo se puede acceder en coche de lo larga que es. Eso sí, vimos techos de paja a lo largo de toda la playa, para que los coches pudieran quedar a la sombra. Juzgar vosotros por las fotos. Parecía la mejor playa sin duda. Pero no alcanzamos a ver en Bahía Inglesa esas aguas tan transparentes y turquesas de las que todos nos decían que nos íbamos a enamorar. Con tantas playas vistas por el mundo, nos debemos haber vuelto muy exigentes.
En fin, dejamos Bahía Inglesa para retornar a Copiapó y continuar a la siguiente etapa del viaje: el desierto de Atacama y el mundo minero del norte. Será nuestra siguiente entrada de este blog.
Datos prácticos:
Cambio orientativo: 1€ = 706 pesos (CLP)
Como llegar a Copiapó: en autobús Turbus desde La Serena, por 7.100 pesos. Hay otras compañías y todas ofrecen descuentos, por lo que conviene preguntar en la Terminal.
Cómo llegar a Caldera desde Copiapó: Hay autobuses pequeños, de transportes Caster o transportes Caldera, cada 15 minutos desde unas paradas cerca del supermercado Líder en la calle Maipú. El coste es de 3.500 pesos ida y vuelta ó 2.000 sólo ida. Tarda una hora en llegar a la plaza Ossa Varas, cerca del centro. Si has tomado el billete de ida y vuelta, hay que confirmar la hora de vuelta en la caseta al llegar para asegurarte plaza, aunque hay que tener en cuenta que no admiten cambios salvo con aviso de 4 horas de anticipación. Tienen autobuses desde las 06:00 hasta las 22:30h y el último desde Caldera es a las 22:00h.
Cómo llegar a Bahía Inglesa desde Caldera: Desde la misma Plaza Ossa Varas al bajar del autobús que viene de Copiapó, están los taxis o colectivos que cobran 1000 pesos por persona y trayecto. Te dejan en la misma playa, donde luego se toman de vuelta cuando se llenan. Se tardan unos diez minutos en recorrer los escasos diez kilómetros.
Alojamiento en Copiapó: Hotel Cumbres de Atacama. Nuevo y muy limpio. Incluye desayuno tipo buffet con opciones básicas de desayuno continental. Fue el primer hotel en Chile donde el cambio de dólares a pesos al pagar lo han hecho usando el cambio oficial del momento (tomaron de referencia el que aparecía en el periódico del día).
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